El arte de la carambola

Sólo se precisan una mesa, un taco y unas bolas. La destreza de cada cual hace el resto. El billar es un arte y una ciencia, un juego de precisión y habilidad, un deporte y un ejercicio matemático

El billar francés o de carambolas experimenta a finales de los 90 un gran auge en Galicia. La creación de nuevos clubes y el creciente interés de los jóvenes por este deporte de precisión aseguran su futuro. Agilidad mental, concentración y horas de trabajo sobre la mesa componen la fórmula del buen jugador.

El origen del billar suele ubicarse en Inglaterra. Según algunos especialistas, surgió al trasladar a una mesa un juego similar a la petanca. Holanda y Francia lo adaptaron posteriomente a su estilo. Sin embargo, pueden encontrarse juegos basados en el mismo planteamiento en las culturas china y japonesa. En esta última, los jugadores literalmente soplan sobre la bola para meterla en el agujero de una mesa redondeada.

Desde las cortes y los salones,el billar pasó a convertirse en un deporte popular. Estados Unidos lideró el panorama mundial con constantes innovaciones técnicas y la aparición de grandes figuras como Jay Bozeman o Ray Kilgore; de hecho fue allí donde se definieron las actuales normas del billar a tres bandas, la modalidad más conocida de este juego.

Tras la Segunda Guera Mundial, Europa recuperó su antigua potencia en el billar; el belga Raymond Ceulemans minimizó la calidad detodos los demás jugadores, batiendo continuos récords e imponiendo un estilo de juego que aún hoy se mantiene vigente.

Hay quien estudia las jugadas dando mil vueltas a la mesa. Otros se guían por la intuición
Carambola
Foto de Dan Burton / Unsplash

Pool y francés

En la actualidad existen dos especialidades básicas de billar: el americano o pool consiste en introducir las bolas por cualquiera de los 6 agujeros o "troneras"de la mesa, dejando la bola negra para el final. Es la modalidad más popular, la que actualmente do-mina en cafeterías y pubs. Antes, sin embargo, tenía mucha más afición el billar francés o de carambolas, el clásico.

El billar francés se juega con tres bolas: roja, blanca y blanca con punto. El juego por excelencia se rige por las normas de la modalidad libre: en resumen, consiste en darle a las tres bolas de un solo golpe, esto es, hacer carambola.

Quien la consigue repite el turno, de modo que cobra tanta importancia realizar la carambola en sí como que las bolas queden en una posición adecuada para repetir. Por supuesto, gana quien ejecuta el mayor número  de carambolas.

La modalidad reina del billar son las tres bandas, aunque también se juega a cuatro, cinco y más

La modalidad libre exige que antes de tocar la última bola, la bola impulsada por el taco del jugador toque al menos una banda. La dificultad aumenta en la modalidad de tres bandas, la reina del billar, pero hay quien -para mayor complicación- juega a cuatro, cinco o más bandas.

Aunque el billar de tres bandas constituye el juego más vistoso y espectacular, además de ser el más común en los torneos, los aficionados disputan sus partidas  habitualmente según la modalidad libre. "Por fuerza hay que empezar jugando a libre", dice Mateo Alonso, vicepresidente de la Federación Gallega de Billar, "porque sólo una vez dominado este sistema se puede jugar con las bandas".

Existen otras modalidades de juego, menos conocidas pero que también se practican: en el billar “de cuadro”, la mesa se divide mediante líneas en 6 ó 9 zonas, de manera que si dos bolas coinciden en el mismo cuadro, el jugador no puede realizar más de dos carambolas consecutivas.

El billar de fantasía consiste en realizar figuras estudiadas y complejas operaciones. Normalmente se juega con bolas de marfil y unos tacos especiales, de menor longitud y más gruesos y pesados que los habituales. Los reglamentos oficiales reconocen otras modalidades como el snooker o el billar multicolor.

Retruque en billar pool
Foto de Mohamed M / Unsplash

Los clubes

En Galicia existen unos 20 clubes de billar francés. La mitad de ellos están ubicados en la provincia dePontevedra. A Coruña, Ourense y Lugo le siguen, por este orden, en cuanto a nñumero de aficionados.

Sin embargo, Galicia aún está lejos del nivel alcanzado por jugadores catalanes, madrileños o valencianos, dominadores del ránking nacional. A finales de los 90, el mejor jugador de la comunidad gallega se llama Andrés Coello, situado desde hace años entre los 20 primeros del Estado.

La Federación Gallega de Billar emite anualmente cerca de 800 licencias, entre pool y francés. Sus responables constatan una creciente popularidad entre los jóvenes, que además consiguen destacar en este deporte al poco tiempo de iniciarse. Un ejemplo claro lo protagoniza el vigués Carlos Cariño, jugador del Círculo Mercantil. Solo un año después de aprender este deporte se proclamó subcampeón provincial, demostrando una gran progresión en su juego.

Mesas de billar
Foto de Alex Lion / Unsplash

Cuestión de meter horas

"Hay carambolas que son pura matemática, aunque para ser un buen jugador no queda más remedio que meter muchas horas", advierte Mateo Alonso. "Todo lo que viene en los libros es útil, pero cada jugador lo interpreta y adapta a su estilo personal".

El buen billarista sabe que el desarrollo del juego depende principalmente de cómo se ataque la bola. "El golpe puede ser más o menos seco, con mayor o menor inclinación, con un efecto u otro. La posición del jugador también influye", agrega Alonso.

"Como en todas las cosas, aquí destaca el que tenga más destreza", dice el vicepresidente de la Federación Gallega. "Hay quien estudia más las jugadas, quien le da más vueltas a la mesa antes de atacar la bola; otros no tienen en cuenta las teorías y lanzan según les indica la intuición. Cada uno tiene su estilo", añade.

Foco en bola 8
Foto de Norbert Braun / Unsplash

Los instrumentos

La precisión del billar exige el uso de materiales ajustados a las estrictas normas de la Federación Nacional. Incluso las condiciones lumínicas de la sala están sometidas a reglamento.

- La mesa: puede seguir los modelos grand match, match y medio  match. El más habitual en los campeonatos es el primero, cuyas dimensiones son  de 1,42 x 2,84 metros y una altura de entre 75 y 80 centímetros.  

  - Las mesas de billar suelen superar la tonelada de peso; están compuestas por diversas capas de pizarra y un entramado de resistencias -una calefacción- que se encarga de eliminar la humedad y mantener la superficie a una temperatura constante. Para que la bola se deslice correctamente se recomienda que la mesa esté entre 36 y 38 grados centígrados. "Hay una diferencia tremenda entre una mesa caliente y una fría: las bandas responden de otra forma y las bolas corren a diferente velocidad", aseguran los jugadores.

  - En la cara interna de la mesa se colocan unas bandas de goma que hacen rebotar lo justo las bolas. A la vista queda el paño, una tela generalmente de color verde que, al estar sometida a constantes golpes de taco, conviene renovar con frecuencia. El precio de una mesa bien preparada supera con creces el millón de pesetas.

-  Las bolas: hasta hace unos años se fabricaban en marfil, pero la escasez de este producto ha impulsado la aparición de bolas de pasta especial que ruedan como las primeras. Las normas exigen bolas "rigurosamente esféricas", con un diámetro de 61,5 milímetros y un peso comprendido entre 205 y 210 gramos. Como nota curiosa, destaca el creciente uso de bolas amarillas en vez de la "blanca con punto". La televisión las ha popularizado, ya que las distingue así en las retransmisiones.

-  El taco: puede ser de una pieza o varias y presenta diferentes tipos según el peso, la longitud y el diámetro. Generalmente están fabricados en madera, pero no faltan los tacos de última generación, de fibra de carbono. El extremo que contacta con la bola al atacarla está compuesto de una suela de cuero. El billar de tres bandas pide un puntero más ancho que el utilizado en la modalidad libre, de unos 12 milímetros de diámetro, dado que el golpe o "tacada" es más alargado.

Free pool nights on Sundays and Wednesdays.
Foto de David Herron / Unsplash

Un espectáculo

El jugador vigués Rafael Arjones lleva más de 30 años dedicado al billar. La afición le viene de familia: su padre organizó varios campeonatos de España y el único campeonato del Mundo que se celebró en la ciudad de Vigo. "El billar se ha profesionalizado muchísimo de un tiempo a esta parte", relata Aijones, un habitual de los torneos nacionales. Considera que el desarrollo de las técnicas y los materiales ha provocado no sólo que suba el nivel de los promedios, sino un cambio en el propio estilo de juego: "Antes había más oportunidades de lucirse; ahora, aunque sigue siendo un espectáculo, la gente juega a ganar".

Además, señala que antes influía más la suerte, mientras que hoy "la gente controla perfectamente dónde va a quedar cada bola". De todas formas, Arjones opina como el humorista José Luis Coll -todo un fanático del billar- que sólo hay tres tipos de carambola: "Difíciles, dificilísimas y casi imposibles".

Este aficionado vigués constata un aumento "bastante importante" de la afición en la provincia de Pontevedra, donde acaban de aparecer nuevos clubes (O Grove, Pontevedra, A Guarda, Moaña). Tiene claro que la única manera de destacar en este deporte es echarle horas y horas -"he pasado días enteros jugando"-, y aconseja presentarse a campeonatos para aprender. "Lo mejor es que alguien te enseñe los trucos, ver vídeos, retransmisiones por televisión y consultar libros", dice.

España ya comienza a ser una potencia en el mundo del billar, aunque Holanda y Francia dominan claramente el panorama "y en Japón están surgiendo verdaderos fenómenos", manifiesta Mateo Alonso. La gran esperanza española se llama Daniel Sánchez: un valenciano de 23 años que comenzó a jugar de pequeño a pool, en el bar de su padre. Dicen que no le llegaba a la mesa, por lo que tenía que amontonar cajas de carveza para subirse a ella. Sánchez se proclamó campeón del mundo en 1996. En la última edición del torneo, un danés de 17 años le arrebató el titulo.

He said he’d play only if gets a photo.
Foto de Haris Memović / Unsplash

Bricol, limado, baza, retruque, pasabola…

El mundo del billar, pese a la aparente sencillez del juego, posee una complicada jerga de términos técnicos. He aquí una breve lista de conceptos que habitualmente manejan los aficionados:

  • Bricol o “lujo”: carambola realizada de manera que la bola del jugador toca las bandas antes que las otras dos bolas.
  • Cabaña: movimiento de la bola atacada alrededor de otra, tocando la banda opuesta. Denomina también al espacio dividido por una línea en la cabecera de la mesa.
  • Limado: leve oscilación del taco sobre la mano del jugador que sirve para ensayar la trayectoria.
  • Maza: extremo más grueso del taco, desde el que el jugador realiza el impulso de la bola.
  • Pasabola: lance en el que la bola impulsada por el jugador toca lateralmente a otra, va hacia la banda opuesta y en el regreso golpea la tercera.
  • Promedio: cifra que indica la efectividad del jugador. Se obtiene dividiendo el total de carambolas por el total de entradas realizadas durante la prueba. El gran maestro de las tres bandas, Raymond Ceulemans, rondaba el 1,500.
  • Rastrillo: pequeño caballete de madera montado en el extremo de una varilla, destinado a apoyar el taco en la mesa cuando el jugador no llega con su mano.
  • Retruque: ruptura de trayectorias causada por un golpe de la bola atacada contra otra que ya hirió, después de tocar banda.

Publicado originalmente en FARO DOMINGO el 11 de mayo de 1997
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