Superman, con los auténticos héroes del Covid
Superman vuela hacia el cielo seguido por su mascota Krypto, que mira con complicidad a la heroína verdadera, auténtica protagonista de esta historieta: una cajera de supermercado en plena pandemia.
Es la portada del trabajo que ha realizado el dibujante David Rubín (Ourense, 1977) para el proyecto “Los héroes siempre vuelven”, un cómic que la editorial ECC distribuye gratuitamente en librerías y tiendas especializadas de todo el país.
Rubín, uno de los autores de cómic más prestigiosos de la última década, presenta en esta obra junto a Paco Roca, Mikel Janín y Jesús Merino, una serie de ilustraciones donde personajes de DC Comics (Superman, Batman, Flash...) aparecen rodeados de trabajadores anónimos que juegan un papel fundamental en la crisis del coronavirus.
El autor gallego ha dado forma a una historia corta muy especial. Su cómic de cinco páginas está ambientado en un barrio de Madrid —donde reside Rubín— en los peores tiempos de Covid-19. El famoso “hombre de acero” sale a escena para poner en valor la aportación de los trabajadores que afrontan la pandemia en primera línea, como sanitarios, empleados de limpieza o repartidores.
"La historieta cuenta que el supepoder más importante es la empatía"
Cuenta Rubín que “el verdadero protagonista no es Superman, sino una cajera de supermercado a la cual la sociedad repudia, solo por el hecho de hacer su trabajo, ese que permite que mucha gente pueda seguir en casa tranquila. Ella se juega la piel todos los días al poder contagiarse pero algunos vecinos no quieren que vuelva al edificio, y ahí Superman juega sus cartas”, desvela el dibujante.
El cómic del autor ourensano reivindica la importancia de la empatía para afrontar una situación como esta: “La historieta intenta dar un mensaje de que el superpoder más importante es la empatía, es lo que nos va a hacer tirar hacia adelante o convertirnos en auténticos cabestros, que también hay muchos. Pretende fomentar la empatía y la autocrítica entre los que no la practican, y utiliza este icono de Superman como un instrumento para contar la historia”, comenta.
David Rubín personifica en la cajera de supermercado a todos los trabajadores que “en estos tiempos, posiblemente con miedo, tienen que salir a dar el callo, por ellos y por los demás, porque sin ellos estaríamos como en Mad Max”.
El dibujante levanta una lanza por todas esas personas anónimas. “Intenté ser lo más honesto y realista posible, ya que les obligan a ser héroes contra su voluntad. Ellos solo hacen su trabajo: salvar vidas, que puedas llevar comida a casa...”, reflexiona. Y añade: “No son héroes, sino más bien carne de cañón. Por desgracia su papel es como el de aquellos soldados a los que hacían salir los primeros de la trinchera para que recibieran las balas y otra oleada de soldados pudiera avanzar. Es triste pero es así. Pero creo que es positivo darles un trato de héroes por la labor tan necesaria que están llevando a cabo”.
“Siempre están ahí”
El reconocimiento que los ciudadanos trasladan a los sanitarios y trabajadores de primera línea con aplausos desde el balcón a las 8 “debería no quedarse en estos dos o tres meses”, dice Rubín. “Deberíamos darnos cuenta de por qué están las cosas como están. Esta gente son héroes los 365 días del año, 24 horas al día, no solo cuando hay una pandemia. Siempre están ahí. Posiblemente es gente que cobra un salario de mierda. Pero son más necesarios que cualquier ejecutivo de una alta empresa”, apunta.
El personaje de Superman, dice, era idóneo para contar la historia “por ese carácter arquetípico de superhéroe por antonomasia, era más fácil llevarlo a mi terreno y ser fiel a su esencia: la bondad, la nobleza y la honestidad son los valores más importantes de la historieta”.
Superman "era idóneo por ese carácter arquetípico"
El proyecto de la editorial ECC exigió una supervisión desde la americana DC Comics, pero Rubín está acostumbrado a sus protocolos. “Les pareció bien una historia de Superman relacionada con el Covid, y aprobaron el guion, los bocetos y las páginas definitivas”.
Desde su confinamiento en Madrid, el ourensano se considera “afortunado porque tengo trabajo sobre la mesa”; ya prepara su próxima novela gráfica para la editorial Astiberri, una serie para una plataforma televisiva y otra “muy guay” que publicará en Estados Unidos.
Publicado en Faro de Vigo el 1 de mayo de 2020