Gallegos en la Marina de Euskadi

El mar ha relacionado Galicia con el País Vasco desde tiempos inmemoriales. Pero apenas se tenía conocimiento de que marineros procedentes de ambos pueblos lucharon codo con codo por una causa común.

“Euzkadiko Gudontzidia. La Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi (1936-39)” es el título de una muestra en el Museo Naval de San Sebastián en la que se revela la presencia de más de un centenar de gallegos en un cuerpo militar vasco que combatía del lado republicano.

La Marina Auxiliar fue una de las unidades más singulares de cuantas tomaron parte en la Guerra Civil. Fue creada en octubre de 1936 por el gobierno Autónomo Vasco para ayudar a las fuerzas republicanas tras la insurrección militar del 18 de julio. Su principal función era proteger el tráfico marítimo y las faenas en aguas del Cantábrico.

Para organizar esta fuerza auxiliar se transformaron en “buques de guerra” más de cincuenta pesqueros. A unos se les dotó de artillería para efectuar servicios de vigilancia y escolta, mientras otros acogían aparejos para el rastreo de minas submarinas.

La tripulación de la Marina Auxiliar ascendía a mil hombres, reclutados entre barcos pesqueros y mercantes.

Gudaris en la batalla de Amaiur (1937).

Eran voluntarios, de escasa o nula formación, pero con una elevada motivación. Entre ellos, enemigos del fascismo de 18 a 60 años de edad, unidos por la fidelidad a la República, se hallaban tanto nacionalistas como comunistas y anarquistas. Su filiación política recogía todo el arco político situado a la izquierda de los sublevados.

Aunque la mayoría de los componentes de la Marina Auxiliar eran naturales de la costa vasca, también los había procedentes de Cantabria, Asturias, Andalucía, Castilla, Murcia o Cataluña, y sobre todo de Galicia, hasta más de un centenar. Entre ellos eran especialmente numerosos los naturales de A Coruña y Corme. La mayor parte militaba en UGT y procedía de la Flota Pesquera de Pasajes, que se refugió en Bilbao cuando cae Guipúzcoa en manos de los insurrectos.

La tripulación de la Marina Auxiliar Vasca incluía a socialistas o anarquistas de Vigo, Cangas, A Coruña…

Los gallegos de la Marina Auxiliar Vasca estaban repartidos por todos los buques, bien como tripulantes de los bous armados, bien a bordo de dragaminas. Una decena de ellos alcanzó el grado de teniente de navío.

Fue el caso del vigués Eladio Cruz Franqueira; de los marineros de Corme José Pombo Mosqueira y Angel Chans Padín; de los coruñeses Francisco Suárez Facal y José Rodiño; o de Juan Lijó Prego, de Santa Uxía de Ribeira.

Según consta en los archivos del Gobierno Vasco, al menos 5 gallegos perecieron prestando sus servicios a la Marina de Guerra Auxiliar: Víctor Cruz López, de Bouzas, al hundirse el bou “Goizeko-Izarra” al chocar con una mina en la ria de Bilbao, el 17 de enero de 1937; Manuel Basante Rodet, de San Cibrao, y Tomás Blades Chaos, de Corme, en el naufragio del dragaminas “Mari-Toya”; y Francisco Fernández García, de Mugardos, junto al pontevedrés Antonio Álvarez Domínguez, tripulantes del bou “Nabarra“, durante la batalla del cabo Machichaco (5-3-1937).

La tragedia de Machichaco

Cabo Matxitako

Esta recordada batalla supuso el principio del fin para la Marina Auxiliar de Euzkadi. Enfrentó a varios bous con el “Nabarra” al frente, contra el crucero de la Marina Española “Canarias, que tripulaban mil hombres. Tras un duro y prolongado combate, el “Nabarra” resulta hundido y 29 de sus tripulantes, muertos.

Apenas un mes después, el Gobierno franquista ordena el bloqueo marítimo de Bilbao. Tropas italianas ocupan pueblos cercanos y comienza la evacuación por mar de la población civil.

Según relata el estudioso Juan Pardo San Gil en su libro ”La Marina de Guerra Auxiliar en Euskadi (1936-39)”, la caída de Bilbao obligó a que los buques vascos se trasladaran a Santander. Allí continuaron su labor los dragaminas. Algunos de los bous fueron transferidos a la Armada Republicana y operarían después en Asturias. En agosto de 1937 se evacúa Santander y la Marina Auxiliar cesa sus actividades.

Varios de sus integrantes cayeron prisioneros, pero la mayor parte logró llegar a Francia. Cada uno trató de rehacer su vida y en algunos casos retornaron a la actividad profesional. siempre en condiciones muy difíciles. Entre ellos seguía habiendo marineros de Corme, Vigo, Cangas, Ribeira, Pobra do Caramiñal, Marín, Pontevedra… Tal vez alguien aún recuerda la aventura.

Un reencuentro con el pasado

Tripulantes a bordo de una nave de la Marina Vasca. Fuente: errepublika.org

La exposición organizada por el Untzi Museoa-Museo Naval de San Sebastián ofrece una evocación de la historia de la Marina Auxiliar Vasca. Integran la muestra óleos, fotografías, carteles, maquetas, armas y documentos de diversos tipos y procedencias. El material reunido proviene de centros tan dispares como el Museo Naval de la Armada (Madrid), Universidad de Barcelona, el Palacio de Ajuria Enea (Vitoria), el Museo de San Telmo (San Sebastián), Sociedad de Amigos de Laguardia o la Academia de la Policía Vasca (Arkaute-Alava). También recoge documentos facilitados por particulares.

La muestra se divide en cuatro bloques temáticos sobre el inicio de la Guerra Civil; la creación y los medios de la Marina Auxiliar, el combate de cabo Machichaco y el final de la contienda. La exposición se completa con la proyección de los cortometrajes “Ikuska I7” (Pedro Sota, 1983) y “Los bous vascos 1936-37” (Juan Pardo, 1991).

Como complemento, el Museo Naval ha editado un libro ilustrado de 248 páginas que saca a la luz numerosos aspectos desconocidos de la historia de las operaciones navales en el Cantábrico durante la Guerra Civil.

La responsable de la exposición, Soko Romano, comenta que “la gente se lleva una gran sorpresa al conocer que aquí hubo una Marina Vasca, ya que de aquel periodo sólo han oído hablar de los gudaris del bombardeo de Guernica”. Romano explica que esta muestra es “una manera de reconocer la historia de unos marineros valientes” y que desde su apertura “nos depara momentos muy emocionantes”.

Así, cuenta que la hija de un gallego de Corme que falleció prestando servicio en la Marina Auxiliar, le reconoció a través de unas fotografías. “Ella no conoció a su padre, ni siquiera sabía que había luchado durante la guerra, y por eso recibió un impacto al verle en unos documentos tan antiguos”, comenta Romano en el Museo Naval de San Sebastián.

En colaboración con Gesto por la Paz, el Untzi Museoa ha preparado un programa pedagógico a propósito de esta muestra en el que además de los hechos históricos se divulgan conceptos como la tolerancia a la pluralidad de opiniones y la diversidad de puntos de vista, la defensa de los auténticos valores democráticos o el respeto a los Derechos Humanos.

Publicado originalmente en FARO DE VIGO el domingo 24 de enero de 1999