Danzad, danzad, malditos

Mueven el cotarro. Crean la banda sonora de la noche, incitan al baile, llenan y vacían los bares. Los discjockeys existen desde que la música se enlata –o sea, desde principios del siglo XX–, pero en la década de los 90 empezaron a cobrar una relevancia inesperada. Ellos son los amos de la pista y de ellos depende el éxito o el fracaso de un local "de marcha".

El año 1986 marca un hito en la concepción del pinchadiscos como elemento básico de la noche. El "boom" del house –precedente del techno– otorgó más importancia a la mezcla de discos, la fusión de ritmos y compases; más tarde, la progresiva extensión del sonido electrónico terminó por convertir al DJ en una verdadera estrella.

"Antes, el pinchadiscos tenía el mismo estatus que el portero o los camareros", dice Víktor Flores, DJ residente de la sala 'Vademecwm', de Vigo. Desde finales de los 80, los pinchadiscos han alcanzado un alto nivel de profesionalización, con contratos y cachés similares al de los grupos de rock.

"Hay quien se mueve miles de kilómetros por ver a un DJ: eso significa negocio", comenta Julián Alonso, de la sala viguesa 'Milagro'. "Si trabajas todos los días como pincha puedes vivir bastante bien", agrega por su parte Pablo Martínez, un experto en rock y punk.

Elegimos a estos tres discjockeys vigueses para que nos dieran su particular visión sobre el mundo de los platos y el vinilo.

El rock

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Pablo lleva diez años pinchando discos de rock'n'roll y punk, entre otros estilos. Muchos de sus 3.000 álbumes y singles han pasado por locales históricos como el 'Rass' (Vinos) o 'La Iguana' (Churruca). "Me metí en este oficio porque me permitía comprar música, que es lo que más me interesa", relata.

Para él, la clave del buen pinchadiscos está en "conocer perfectamente las canciones y poner lo que más te gusta, porque si no, no resultas efectivo y convincente, no conectas con el público".

Para Pablo, existe una diferencia fundamental entre el pinchadiscos de rock y el DJ de techno: "Los temas de R&R vienen hechos, por lo que importa más conocer mucha y buena música que hacer virguerías con los platos".

Este veterano pincha considera el techno como "música fresca e individualista", mientras que el rock le resulta "más colectivo, con más calor". Ese diferente carácter se refleja también en la relación entre el pincha y su público: "Hay más colegueo. El DJ no es protagonista, sino una oferta más del local que acepta sugerencias si se adecúan a la sesión".

"Estamos ahí para que reviente la caja registradora", dice Pablo, pinchadiscos de rock&roll y punk

Admirador de los Rolling Stones, Radio Birdman, Sonics o los Dead Boys, Pablo entiende este trabajo como "una manera de expresarse", aunque al mismo tiempo reconoce que los propietarios de locales "nos tienen ahí para que la caja registradora reviente".

Meticuloso y exquisito a la hora de elegir las mezclas, asegura que "el buen gusto" debe ser la primera virtud del discjockey. "Hay gente que sólo sabe pinchar lo que oye en los 40 Principales. No entiendo cómo puede haber gente de 18 años que no sabe quiénes son los Ramones", dice.

Pablo observa una tendencia a introducir la música de baile en todo tipo de locales, aunque advierte que el rock "también tiene sus circuitos". Eso sí, asegura que los pinchadiscos de este estilo "están menos cotizados".

"Se puede vivir bien si trabajas todos los días, pero se convierte en un oficio esclavo. Te obliga a estar muy informado y gastar mucho en discos", cuenta.

El funky

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Julián pincha desde hace siete años "por necesidades del local y por quitarme la espina que tengo clavada al no ser músico". Discjockey del pub vigués 'Milagro' (en la zona de Churruca), su especialidad es el funky "entendido de manera amplia: música de baile cien por cien".

Entre sus favoritos señala a Tricky, Massive Attack, Under Beat, Daft Punk o Chemical Brothers. Para él sí existe una distinción clara entre pinchas y dj's: "Mientras uno se limita a poner discos uno detrás de otro, dejando que los temas suenen casi enteros, el DJ se preocupa más por la mezcla, la manipulación. Trabaja con varios vinilos a la vez y tiende a ser más creativo".

Para Julián, lo importante es que el DJ aporte su propia personalidad a los discos de otros. "Se puede pinchar incluso con una radiocassette y cierta habilidad en el manejo del volumen. El secreto está en el valor que se le da a cada canción, en la combinación de graves y agudos, los cambios de ritmo... Puedes jugar de mil maneras", explica.

"Por poder, se puede pinchar con un radiocasette y cierta habilidad", dice Julián Alonso, de 'Milagro'

La función del pinchadiscos consiste, a su juicio, en "amenizar las sesiones con un trabajo bien hecho". Al mismo tiempo, debe intentar que el local esté siempre lleno, "y no fallar porque con un mal tema vacías la sala".

El baile refleja la comunicación entre el DJ y el público. "Es la respuesta. Si la gente no para significa que lo estás haciendo bien", dice. Para Julián, el éxito de la noche depende del equilibrio entre la personalidad de la sala, los gustos del pinchadiscos y las peticiones de la clientela.

"Pero ante todo está el local, que siempre marca la pauta", agrega.

A su entender, los DJs han llegado a sustituir al grupo con instrumentos: "Ya no hay festival sin carpa dance y chill-out. La gente está cada vez más interesada en esta clase de música, y eso se debe al trabajo de los DJ".

El techno

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A Víktor Flores se le considera uno de los más importantes y cotizados discjockeys de Galicia. Residente en la sala 'Vademecwm', ha pinchado en numerosas fiestas rave de Galicia y Portugal. "Un DJ es un artista porque en él influyen los estados de ánimo, como en los escritores o los pintores", sentencia.

Amante del "sonido Detroit", el "house Chicago" y la vanguardia alemana, considera que el DJ debe "crear sesiones personales, concretas y trabajadas". "No se trata de poner los 40 compactos que hay en el local. Exige escuchar música en casa, probar mezclas, ensayar mucho y cargar con maletas llenas de discos", añade.

La técnica adquiere mayor importancia en los locales de ambiente techno, ya que, según Víktor, "la mezcla de progresiones rítmicas pide un trabajo de continuidad, similar al montaje de cine". Para él, los mejores dj's "revientan la pista al combinar buena música, buen gusto y buena técnica". Pero como cada uno tiene sus preferencias, "cinco tíos con la misma maleta harán cinco sesiones distintas".

"La música y las imágenes consiguen que el local no sea un mero abrevadero" (DJ Víktor Flores)

De hecho, dentro de esta tendencia –en la que nace un nuevo estilo cada dos meses– se empiezan a distinguir "escuelas". "Se dice que los americanos pinchan de una forma más bruta, jugando mucho con la ecualización. En Europa somos más finos", explica Flores, crítico de música de baile en la revista 'Bambán'.

Hedonismo electrónico

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Víktor entiende que la principal función del pinchadiscos consiste en entretener, "algo que en las noches viguesas se traduce en puro hedonismo electrónico". La calidad es necesaria, según comenta, pero "ante todo debe crear armonía y buen rollo".

Por eso enmarca la "dirección musical" del DJ en una serie de elementos que convierten al club de baile en un espectáculo "global". "Las salas no sólo dan música, aunque esto sea lo que identifíca su personalidad; además ofrecen un ambiente y una imagen a través de luces, flashes, proyecciones, diapositivas o montajes de vídeo". Al final se trata de crear una atmósfera, de "hacer que la sala no sea un simple abrevadero".

El "concepto global" atañe también a la propia cabina del DJ, ante la cual se quedan "colgados" muchos jóvenes. Víktor lo justifica en el "manejo espectacular" de algunos pinchas, que llegan a cambiar de disco cada 20 segundos y, en ocasiones, utilizan más de dos platos para realizar las mezclas.

"Es un trabajo muy cansado y estresante. Siento verdadera presión psicológica cuando me veo en la obligación de mover a 200 ó 300 personas", agrega.

Por fortuna, la creciente confluencia entre dj's, músicos y productores –en ocasiones una misma persona– ayuda mucho al aportar constantes innovaciones. Víktor Flores explica que ciertos DJs pinchan sus propias grabaciones en DAT o vinilo, "y generalmente lo hacen porque saben que ese tema es infalible".

Prozack: “O tecno é a nova música popular”
Pioneiro do tecno-pop en Galicia, Prozack tomou o nome dun coñecido antidepresivo. Carlos Ordóñez vivía en 1997 en Cotobade e con só dous singles no mercado converterase nun gurú da música electrónica

En Galicia ya no es sólo Carlos Ordóñez Prozack quien compone sus propios temas de baile. "Hay mucha gente escondida", revela el DJ de 'Vademecwm'.

Para él, Galicia "ya no está en desventaja" respecto a otras zonas del Estado, gracias en buena medida a la influencia de Portugal. Allí, el peso de lo anglosajón y la cultura negra ha extendido la música de baile hasta el extremo de que, según Víktor Flores, "casi se la cargan al apostar demasiado por las fiestas multitudinarias".

"Parece que lo bueno siempre está fuera, pero aquí hay mucho nivel. Cuando nos visitan de otros sitios, la gente flipa con Vigo", asegura este DJ.

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CDs frente al vinilo: historia de una estafa

Todos coinciden: el modo ideal de pinchar pasa por el uso de discos de vinilo. La música gana en matices, en calor, en autenticidad. El compact-disc suena muy limpio y claro, pero pierde un componente importante: frescor, vida.

"El vinilo es mucho más táctil, el sonido casi se palpa", asegura Julián Alonso, que define el sonido de la aguja sobre el surco como "algo entrañable, incluso cuando tropieza con la mota de polvo".

Resulta más difícil pinchar sobre un giradiscos que con un lector de CD, pero aquél tiene otras ventajas.

Los expertos "leen" la música a través de los surcos, algo imposible en el formato digital. Víktor Flores, especialista en techno, explica que las zonas más oscuras equivalen a "subidas" y las claras a "bajadas".

Pablo Martínez distingue del mismo modo los pasajes lentos y rápidos en los álbumes de rock. Para él, los singles suponen "la perfección", ya que su mayor distancia entre surcos permite "entenderlo todo".

Por otra parte, grabar un CD (de plástico) siempre es más barato que grabar en vinilo (de petróleo), a pesar de que se vendan a un precio superior. La ganancia para las multinacionales es, por tanto, doble.

Recientemente han aparecido lectores profesionales de CD que permiten realizar "scratch" y ajuste de beats como en vinilo. Pero los expertos no pican; como dice Pablo, "un CD es rentable para los bares de copas por su comodidad, pero aplasta la música. Es una estafa".

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Breve diccionario del DJ

  • BPM: beats (golpes de bombo) por minuto. El techno suele marchar a 120-140 bpm's, o que supone dos golpes por segundo. El hardcore techno alcanza los 180 bpms.
  • ESTROBOSCOPIO: aparato que controla la rotación del plato mediante un sistema de luces móviles.
  • GROOVE: marcha, feeling aplicada a la pista de baile.
  • SCRATCH: rápido movimiento del plato hacia adelante y hacia atrás. La aguja emite un sonido muy peculiar, de amplio uso en el rap, el funki y ciertos variantes del techno.
  • TECHNICS: el plato por antonomasia, el que se usa con más frecuencia en clubes y discotecas. Las prestigiosas (y caras) agujas Stantan son su mejor complemento.
  • TARTERAZO: mezcla atropellada de canciones.

Reportaje publicado originalmente en FARO DOMINGO (FV) el 30 de noviembre de 1997